martes, 10 de junio de 2025

Ayer por fin me habló el silencio

 Aunque debo de dejar de llamarle así. 

"Silencio" es un nombre oscuro y reservado y yo más bien quiero que sea animado y parlanchín.

Ayer escuche unas palabras muy sabias de alguien que se cruzó al azar en mi camino:

"En ti habitan al mismo tiempo la persona que tiene todas las preguntas y también la persona que tiene todas las respuestas. Es sólo cuestión de que pauses todo el ruido alrededor y te detengas a escucharte a ti mismo".

Creo que es algo que he escuchado ya en muchos lados pero apenas ayer me hizo sentido.

Entonces, también ayer justo estaba albergando un sentimiento de insatisfacción, pero ¿insatisfacción de qué si estoy bendecida en múltiples formas?, ¿insatisfacción de qué si he logrado adentrarme en mundos, ideas y conversaciones a las que no todo mundo puede acceder?, ¿insatisfacción de qué si me encuentro "bien" y viviendo la vida que deseé para mi?.

-"¡Pero es que hay gente que lo está haciendo mejor!" dice esa tercera persona que habita en mi, que no mencionaron en la frase célebre anterior y que tiene la esencia y la misión de jalarme a lo más bajo de la plenitud humana.

He hecho mucho, pero como siempre machacan que la soberbia es mala, entonces mejor lo minimizo para que los demás no se sientan mal y mejor me sienta mal yo. 

"Hay gente que lo está haciendo mejor. Hay quente que lo está viviendo mejor. Hay gente que lo está entendiendo mejor". Y yo sólo me angustio porque no hay quien me diga entonces como hacerlo mejor, como vivirlo mejor y como entenderlo mejor.

Llevo días pensando que siempre necesité tener una mentora, pero una mentora profesional. Y no un mentor porque los hombres no entienden el potencial ni la mecánica cerebral de las mujeres. Alguien que ya hubiera caminado el camino y que dijera como caminarlo mejor. Pero no la tuve. Yo mismo fui y sigo siendo mi mentora. Pude haber ido más rápido pero sólo me tuve a mi misma y fue el ritmo que pude alcanzar.

En fin, que dentro de esa insatisfacción y anhelo de conseguir aún algo más, mi voz me dijo:

"De acuerdo, ¿quieres algo más? entonces honra lo que tienes ahora. ¿Cómo quieres tener una casa más grande si ni siquiera te decides a limpiar los cajones de la cocina que siempre que los ves dices "ahora si ya los voy a limpiar"?

Y muy cierto. ¿Quién le daría a su hijo un perro más grande si ni siquiera limpia ni saca a pasear al perro pequeño que tiene ahí en casa? ¡TIENE MUCHO SENTIDO!

Obvio, enseguida me puse a limpiar los cajones, luego depuré el anaquel de tazas que creo que en toda casa se acumulan, luego jubilé una jarra, un plato y una taza despostillada y, finalmente, dejé limpias todas las superficies de la cocina.

No pude hacer toda la cocina en una tarde pero algo de lo estancado que tenía, pude sacar adelante.

Voy a honrar y tengo que honrar lo que tengo. Mis cosas, mi casa, mi cama, mi baño, mi trabajo. Todo es una bendición divina, todo es increible y habría sido el sueño de mi yo de 18 años. Pero le he estado viendo como insuficiente.

Definitivamente estoy bendecida y debo trabajar más en demostrar lo feliz que estoy por ello. Esto último me lo acaba de dictar mi yo sabia que a partir de hoy le voy a llamar "Bellota".

Voy a sonreir más. Todo mundo merece y agradece que al ser mirado, encuentre que la otra persona tenga una sonrisa. Con mi sonrisa haré la labor de honrar las cosas buenas que ya tengo y están en mi para que lleguen otras todavía mejores.

martes, 20 de mayo de 2025

Tu eres verde y yo soy un azúl grisaceo

Cuando te veo sólo puedo ver el verde del pasto y el azúl del cielo. Aunque esté encerrada, puedo respirar el aire fresco que circula libre a tu alrededor y veo la luz del sol que ilumina perfectamente tu entorno como lo hace en cualquiera de tus días.

Eres un ser perfecto que encaja en un mundo donde armonizas bastante bien. No sé si añoro tu vida para un rato, un fin de semana o para quedarme, porque en realidad nunca me pensé en un lugar así.

Cuando me veo, sólo me veo rodeada de ángulos, el aire me llega libre pero a la vez forzado. Compro atomizador con fotos de flores y plantas y escucho autos y llantas.

En este punto no se si he hecho mucho o poco, no se si debía hacer más o si me excedí. No se si debo seguir con la búsqueda o si ya terminé de buscar. 

El slencio no me da respuestas y no sé como hablarle para que me escuche. 

Mis manos y pies añoran lo fresco de la tierra, pero cuando la tengo cerca y me quiero aprovechar de ella, es una escena tan extraña que a la misma tierra le doy lástima y se cohibe de ver mi poca afinidad.

No sé bien convivir con la naturaleza. Seguro que si quiero conectar con un campo abierto, una piedra me hará una cortadita para decirme que no force de esa manera la relación. 

Literal, me espanto si una mariposa me pasa al lado de la oreja. No quiero matar animales pero lo haría si veo uno subiendo por mi pierna.

A veces toco las hojas de mi palo de Brasil que es un amigo leal que se ha compadecido de mi cuadradez y ha decidido, voluntariamente, crecer hasta el techo en la esquina de mi sala, pero no abuso de él, nos respetamos pero el contacto físico no lo tenemos tan trabajado.

Tengo otro amigo más joven en mi habitación que, no sé por qué, también decidió acompañarme en mi vida de muy buena manera. Como ahorita, siempre está a un metro de mi cuando trabajo y es fiel aunque lo olvide un poco. Siempre me espera con mi vaso de agua después de lavarme los dientes porque sabe que con eso es suficiente para no dejarlo morir.

Esos son mis amigos más sabios. Sé que saben mucho pero casi no me hablan, o quizá casi no me acerco a hablar. Quizá empeñándome les entendería un poco aunque su lenguaje es el silencio y me siento bloqueada a escuchar.

Por el contrario, te veo y veo en ti naturaleza. Veo que eres como la tierra fresca y suelta que no conecta conmigo porque estoy más aislada que una goma de borrar.

Trato de pensarte fuertemente, en conectarme con el pasto verde y con el lodo fresco, pero no me sale natural, ¿a quién quiero engañar? si lo más natural que tuve en mi vida fueron las macetas que mi mamá tenía en el patio de la casa.

Si un día conectara contigo, ¿me lo dirías? sinceramente me intriga saber si realmente uno puede conectar con su alma natural si uno lo intenta, pero sobre todo, si lo desea mucho.

Sigo a la expectativa de que algo extraordinario pase, y que sin necesidad de intermediarios, un día el silencio me empiece a hablar y diga que también me añora y me quiere, y traiga consuelo a mi corazón que desde hace tiempo es como una mesita de centro que se sostiene sólo con tres patas porque una se fue lejos a jugar en el pasto y el lodo, y quien sabe si un día regresará.

lunes, 20 de enero de 2025

Todas las que cantan bonito son bonitas

Que ganas de cantar bonito también, quizá en otra vida... aunque dicen que para lo/as que no tuvimos hijos, nuestra vida presente se cerrará así como en una partida de dominó y ya no habrá más oportunidad.

Hago lo posible cuando no hay nadie cerca que me inhiba. Quizá había algo de potencial pero no me dediqué debidamente... que rabia. Quizá había algo y tal vez nunca lo sabré. 😣

lunes, 3 de octubre de 2022

Por aquí está todo muy callado...


El día que yo cante así, regreso aquí a contarles...

jueves, 22 de julio de 2021

Nadie sabe que pasará mañana

(Escrito hace tres años pero publicado hasta hoy)

Un día hace ya algo de tiempo, cuando aún tenía a mi mejor amiga, nos fuimos a tomar un café por un rumbo usual para nosotras, quizá porque a las dos nos quedaba cerca o quizá porque ya por esa zona empiezan los buenos cafecitos y el ambiente se pone un poco más bohemio e interesante.



No recuerdo si yo estaba de fijo viviendo en la ciudad o sólo estaba unos días y quedé con ella para platicar, como siempre lo hacíamos. Ella me contaba, como también era usual, que había algunos tipos/as en el trabajo que la molestaban, o que le tenían envidia, o no se qué, sólo recuerdo que no era propiamente una historia feliz la que me estaba contando. También me acuerdo que en ese entonces le gustaba un directivo de la empresa donde trabajaba. Ella decía que él a veces le sonreía y eso le daba ilusión a su vida.

Me acuerdo que en ese entonces yo traía entre mis cosas la foto de alguien que me gustaba, ¡vaya que me gustaba! y no sé si fue justo ese día que recién se la mostré pero a ella, por alguna razón, no le pareció tan buena idea. 

No recuerdo exactamente lo que me dijo pero si recuerdo bien que no se sintió tan feliz por mi, quizá porque si yo me entretenía con alguien dejaría de salir y platicar con ella. Ella también sabía que no le era tan fácil encontrar a "alguien" y que tal vez si lo encontraba, iba a sentir tanta inseguridad al respecto que seguramente antes de que empezara a haber algo, lo iba a terminar para no salir lastimada. Esa era la impresión que yo solía percibir de mi amiga.

En ese entonces yo la aceptaba así como era y como ella andaba desanimada y necesitaba un impulso para seguir, me dijo: "¿Qué tal si vamos por aquí cerca con una chica que lee las cartas?, a ver que me puede decir de como me va a ir".

Eso era algo que me encantaba de ella y que echo de menos. Esa actitud de tirar a la basura por un rato toda la ciencia que habíamos aprendido en la Universidad y dejar simplemente envolvernos por el misticismo que, supongo, debe rondar el medio ambiente y el espacio que nos rodea, era invaluable. Sin pedirnos permiso y de manera muy natural, nos dábamos la libertad de bajar el switch y pensar de manera diferente.

Por supuesto que le dije que si. Esa sensación de saber que vas a prácticamente quemar algunos billetes en media hora para entrar y creer en un mundo esperanzador que está a sólo unas cuadras de distancia de donde nos encontrábamos, no tenía precio. Que por unos pesos alguien te pudiera decir que va a pasar mañana, o pasado, es de las sensaciones más emocionantes que he tenido. Y es que nunca sabrás si lo que te dicen es cierto o te están tomando el pelo, pero en el caso de que te estén tomando el pelo, al menos a cambio te dejan con una esperanza y ¿dónde compras esperanzas? esas son difíciles de hallar.


Obvio, te viene a la mente todo eso de "no hagas esas cosas que son malas" pero bueno, si todo es una tomada de pelo ¿por qué sería malo?. En fin, que fuimos y la convicción de mi amiga me hacía tener más convicción en lo que estábamos haciendo.

Cuando te ponen ahí sentada frente a esa mesa en realidad si sientes como que vas a entrar a un mundo que no conoces, que las cosas que te dirán serán descabelladas y ya queda en uno si creer o no... y empezó. La oía hablar y al día de hoy sólo recuerdo una cosa que me dijo: "tu vas a hallar un hombre blanco, un poco robusto, más grande que tu, con el que vas a conocer el mundo..." y eso es ya de lo único que me acuerdo.

¿Qué significaba eso? generalmente yo suelo relacionarme con gente más joven porque no me gustan los adultos aunque yo ya soy una adulta. Pero me pareció interesante el plan. No entendía como yo podría relacionarme, en ese sentido, con un hombre mayor que yo. Del 1 al 100, me quedé un 80 emocionada, me parecía un buen destino para mi. Poder superar mi adultofobia y además viajar con él, supongo porque me sentiría a gusto, era algo que tenía que ver con mis propios ojos. Quizá... algún día.

De repente, en días como hoy, recuerdo esa anécdota y esa sensación. ¡Me fuí de ahí ilusionada un 80% e intrigada un 20%!, valió la pena el dinero "invertido" y tanto ha valido la pena que aún, si aún, sigo pensando que eso puede pasar... un día.

Como ejemplo diré que hace un par de semanas fuí a comprar unos materiales al centro y, sin imaginarlo, tres horas más tarde estaba sentada en un teatro para ver a un actor que sale en la tele y que me gusta mucho. De repente participé en una trivia y me gané unos boletos. Sin haberlo pensado ni imaginado esa mañana, en la tarde tenía esas entradas de cortesía y ya estaba muy feliz en mi butaca.

Algo así supongo que podría pasar. Que un día en la mañana me levante como siempre lo hago y de repente "pum" sale el tipo blanco ligeramente robusto así de la nada, me cae bien y lo dejo todo para seguirlo por el mundo. Quien sabe... aún puede pasar.

Pero no sé si esas cosas sigan pasando ordinariamente. Hoy tengo algo de miedo que no me vuelva a pasar nada así. Antes decía que yo podía hacer que pasen las cosas, pero llega un punto donde ya no puedes hacer que pasen tan fácilmente. Entre más carga te echas encima, menos puedes disponer de tu magia.

El viernes voy al hospital y tengo miedo de que ya no me pasen más cosas. Generalmente no tengo miedo pero en esta ocasión si estoy preocupada, un poco.

Tengo ganas de que me sigan pasando más cosas pero necesito salir bien de esta y ya no estar enferma. No sé como hacer eso, supongo que debo estar feliz para no enfermar. Antes cuando todo dependía sólo de mi, yo era muy feliz. Bueno, en realidad no lo era tanto, pero sabía como exprimirle a mi pensamiento la felicidad y prácticamente llegar al bienestar total con sólo pensarlo, pero últimamente me está costando trabajo.

No es que esté completamente mal, pero si creo que un día, no hace mucho, mi hilo rojo se rompió, se enredó o no se qué pasó y sé que no será hasta otra vida donde lo volveré a tener entre mis manos y haré un mejor intento para alcanzar al tipo blanco que se encuentra del otro lado. En esta vida ya no supe quien era... o quizá si pero algo falló.


domingo, 5 de julio de 2020

Una más de ellos

Y ya casi voy a cumplir 44 años y no sé en qué momento se me pasó el tiempo, de hecho he entrado en esa etapa donde ya se me empieza a olvidar que edad tengo, así como cuando de niña le preguntaba a mi abuelita por su edad y le tenía que preguntar a mi papá porque ya no se acordaba, y cuando él le decía cuántos años tenía, ella decía que no era cierto, que no tenía tantos.

Pero de hecho ella nació el 10 de mayo de 1900, por eso siempre decía que "era mucha madre" y ese era uno de sus grandes orgullos.

En esta cuarentena ya me he dejado crecer unas canas porque no me quiero negar a mi misma ni empezármelas a esconder si ni siquiera tengo a qué salir a la calle.

De hecho en estos meses no he usado maquillaje, ni antitranspirante, ni aparatos calientes para peinar el cabello, ni nada de algunas cosas de las que a veces uno se esclaviza en el día a día.

Ya también dejé de necesitar tomar leche (excepto a veces para el café), carnes rojas y embutidos. Ha sido un tiempo bueno para llevar de manera suave estás nuevas costumbres y al final te das cuenta que muchas cosas que eran tan cotidianas, en realidad no son para nada necesarias.

Y no se en que momento se me pasaron los años pero lo que es cierto es que me ha costado mucho trabajo vivir lo que he vivido. Ha sido una vida buena y aunque últimamente ya no he corrido tantas aventuras, menos aún con la pandemia encima, creo que mi premio es ahora tener una buena vida.

Sigo aprendiendo cosas nuevas que ya hubiera querido saber cuando estaba en la escuela, hubiera sido la mejor del salón aunque en realidad siempre me distinguí algo de entre mis compañeros.

Insisto en que antes tenía más aventuras y descubría cosas y lugares.  Ahora más bien tengo anécdotas ya en muchos lugares y con la inseguridad en México, y en general en el mundo, cada vez hay que pensarle más si es que es conveniente o no salir de casa a probar suerte.

Pero ahora creo que  tengo una buena vida, y no lo digo por el dinero, sino porque puedo dormir si tengo sueño, comer si tengo hambre, y que mi trabajo sea hablar de cosas de física y matemáticas, y resolver los problemas del 5.3 al 5.7 del libro, ya que eso es lo que les dejo a los alumnos de tarea y pues ni modo que les quiera calificar y yo sin saber cómo se hacía.

Soy afortunada de que algunos me digan "Doctora"... Doctora de que? La verdad es que si sé algunas cosas pero en realidad me faltan de saber muchas más.

Si los de mi casa alguna vez oyeran que me dicen así, me harían un bullying infinito, bueno, de hecho me lo hacen, pero yo dejo a los alumnos que me digan Doctora para que no sospechen que, en el fondo...yo soy una más de ellos pero con más anécdotas acumuladas.

sábado, 30 de noviembre de 2019

Todo bien

Froté tus rodillas para transmitirte calor. Te di masaje en los pies como te gustaba. Había que revisarlos para estar seguros que todo estuviera bien con eso, ninguna cicatriz era permitida.

Las mismas rodillas, los mismos empeines. Tenías que seguir bien.

Unas caricias en las mejillas. Todo normal pero mi cabeza me decía que me tenía que aprender rápido todos los detalles. Sabía que ya me los sabía pero una repasada no estaba mal.

Tenía que conservar este momento por lo que faltara para volverte a ver. Me lo aprendí pronto, prometí no olvidarlo.

Una última checada. Todo en su lugar, todo bien. 

De acuerdo... podemos hacer eso. Puedo memorizarlo hasta ese entonces. Lo prometo.

Oye... pero tu estás como siempre. Eso es bueno.

Yo sólo creo que te aburrió un poco que ya no hubiera fiesta. Lo sentimos. Debimos haber hecho una fiesta cada día.

Quizá ahora sólo ves como trabajamos y nos hacemos bolas con lo que hay que hacer. Bien merecido nos lo tenemos, no sabemos hacer la fiesta como tu.

Yo lo intento ¿eh? ya me estoy dando mis escapadas de felicidad en horarios no aptos para ello.

Pero está bien, ya nos tocaba ver cosas que no veíamos antes. Hacemos lo mejor que podemos.

Hoy tuve que reventar la cerradura que pusiste. Quién sabe donde dejaron la llave pero tu ni te apures, la puerta ni se inmutó. Lo bien hecho no perece, la manija de la puerta, esa si, no aguantó ni dos apretones.

 Y no te preocupes. Nada tienen que ver conntigo "las cosas que por servir se acaban", como decía la abuela. Lo tuyo no se raspa ni se bota, no se oxida ni se gasta. No te preocupes.

Procuraré seguir haciendo las cosas lo más adecuadamente posible. No para que te sientas orgulloso sino para que estés tranquilo, eso es mucho más importante.

Pues ya que.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Cumpliendo sueños añejos

Ya son muchos años de dedicarme "a la escuela". Y no es que esté mal pero ya es casi la mitad de mi vida entre las aulas. Antes me tocaba estar sentada y ahora mucho rato estoy de pie. A veces pienso que a todo mundo le es familiar frecuentemente ir a comprar material de papelería, aventurarse en nuevos marcadores para pizarrón blanco, ir a buscar libros con tarjeta de descuento o tener que ir al centro a comprar materiales para que, por ejemplo, funcione un motor o  un experimentillo de óptica realizado con un señalador láser, aunque creo que no es tan así.

No me molesta lo que hago pero ya desde hace un tiempo (a decir verdad ya varios años) buscaba externamente de forma pasiva, pero desesperadamente en mi interior, el poder realizar otras aspiraciones más creativas que no han podido salir a la luz, ya sea por falta de organización o porque a veces cuando te dedicas "a la escuela", todo tiempo que no estás leyendo algo, haciendo notas o resolviendo problemas, es un tiempo perdido. Es un estigma fuerte cuando alguien como yo no tiene claro que en la vida debe haber un equilibrio para tener salud física y emocional.

La cuestión es que, a diferencia de otros intentos que ya había hecho "como no queriendo", esta vez el google si me hizo tener suerte y al segundo o tercer link me hizo encontrar el lugar perfecto, cerca de casa, precio accesibilísimo, horario mandado a hacer y ofreciendo justo lo que yo quería hacer: trabajar con madera.

Es curioso porque el mismo día que encontré la escuela en la cual daban ese curso, fuí a pedir informes y ese mismo día me quedé porque ya llevaban dos semanas de iniciado el curso y simplemente me invitaron a integrarme a la de ya. Al despertar esa mañana nunca imaginé lo que iría a suceder ese día.

Afortunadamente llevaba unas hojas impresas cuyo reverso me sirvió para tomar mis primeras notas y trazar el mismo día el diseño del primer proyecto: un banquito de madera del cual dejo evidencia a continuación.






Con unos trocitos de madera que me dió el profesor y con algo de herramienta que me prestó, ese mismo día inicié con el proyecto. Obvio, yo extremadamente nerviosa porque finalmente y así, casi de repente, ya estaba haciendo lo que por tanto tiempo había deseado.

Todos los alumnos tenemos que pasar por el banquito de madera como primer proyecto y posteriormente sigue la elaboración de una caja mediante la técnica de ensamblaje llamada "cola de milano" que, por cierto, es lo más increíble que me ha podido pasar últimamente.

No sé por qué las personas dejamos pasar tanto tiempo para realizar nuestras aspiraciones si, en realidad, todos tenemos el tiempo contado. Eso me lo recuerda siempre mi papá mientras ocupo sus herramientas ya con algo de polvo y óxido por falta de uso. Dicho sea de paso, la terapia ha sido muy intensa estos días y ahora admiro la cantidad de materiales que tiene almacenados y que ocupó para hacer infinidad de cosas en la casa que a la fecha siguen sirviendo.

¿Habrá alguna posibilidad de que igual otro día me despierte y de repente en la noche ya esté yo en otro lugar amplio, fuera de la ciudad, con vegetación donde pueda hacer ruido, no molestar al vecino de al lado y además me pudiera ganar la vida haciendo este tipo de trabajo?. Quizá me podría suceder otro milagro. No debo desistir en seguir googleando.

Estoy tratando de no sentir culpa por dedicar mis tardes a esto y no a haberme enrolado en algún trabajo de investigación que "debería" ser mi prioridad... si eso me saliera del corazón. ¿Seré uno de esos casos donde he errado la profesión?, a ratos me viene el debate a la cabeza pero creo que al igual como uno arma un rompecabezas de 5000 piezas, tendré que dedicarle unos 4800 debates mentales más (pues ya he de llevar al menos unos 200 realizados) para determinarlo.

En realidad amo mucho estudiar y justo esta semana arranco con la preparación de un curso llamado "Fenómenos de Transporte" (de materia, energía y cantidad de movimiento, no de automóviles o algo así) y si me emociona. O sea, si me gusta pero creo que mi yo creativo pide a gritos ser revivido pues, se ha ido apagando poco a poco.

De ahí quizá me siga con las clases de canto, de vitral, de tapicería, cerámica... no sé, todo lo que me gustaría intentar por lo menos alguna vez.

Conclusión de este asunto: estoy feliz. Pensativa pero felíz.

domingo, 21 de julio de 2019

Viajera

Tomo mis galletas, un vaso con agua y emprendo el viaje. Estoy sujeta firmemente a la silla para no caer.

Ayer uno de esos viajes sucedió mientras iba camino a casa, de momento no supe hacia donde caminaba y me fui en sentido contrario.

Se siente tan bien volar! ojalá nunca dejara de hacerlo. Cuando floto siento soy tan feliz que no puedo pedir nada más.

Fuera de la gravedad se puede hacer lo que sea, puedes ser quien quieras, puedes llegar hasta donde quieras, no hay ninguna barrera, límite ni compromiso que te impida estar donde quieres estar.

Yo siempre preferiré estar en aquella tierra blanca de un brillo tan grande que es deslumbrante a los ojos. Donde la amargura es parte del encanto y donde los acordes resuenan en el salón principal.

Debería estar cantando pero la nave está cargando combustible y la gravedad no favorece a mis virtudes.

Tarda mucho el combustible y ya quisiera arrancar. Cerraré los ojos mientras tanto, pensando que ya llegué y que la dicha me hace tararear.



martes, 18 de diciembre de 2018

Corazón de espuma

Ella estaba nerviosa como siempre que iba a dar la 1:30 de la tarde. Arreglaba su delantal color naranja y verde y se iba al baño para darse una peinada y un poco de color a los labios. Ya tenia ¿como cuánto? ¿unos dos años observándolo como entraba por su café y su pan relleno de queso?. Si, algo así.

La verdad es que no tenía la certeza si hoy vendría o no porque, de hecho, no venía diario. En una buena temporada venía cuatro veces a la semana y en una mala llegó a pasar hasta mes y medio y no se apareció, quizá alguna complicación lo llevó a la capital y pues simplemente, no se paró por el local.

Estos días eran una buena temporada afortunadamente. Cuando entraba se le veía un semblante relajado, como que siempre venía de algún lugar y seguía digiriendo sus pensamientos de lo que acababa de hacer. Quien sabe a que se dedicaría. Solía usar unas camisas delgadas de algodón a cuadros pequeños, un poco estilo de señor. Le habría gustado poder decirle que hacen magia los cuadros grandes. Quizá pueden hacerle perder a un hombre hasta 5 años así de golpe.

En fin, que empezaban a enfriársele las manos y a temblarle un poco la mandíbula por los nervios, aunque sabía muy bien que si daban las 2:15 y no llegaba, entonces ya podía nuevamente soltar el aire, desfajarse la blusa e ir a la cocina a empezar a lavar las tazas que se acumulaban en ese rato.

Su amiga Mati le ayudaba siempre pues ella estaba incapacitada para ir a preguntarle a su mesa que iría a ordenar. Se tardó unas tres servidas para darse cuenta que simplemente el acercarse la ponía mal, en el buen sentido de la palabra. En cuanto ese sentimiento le hizo "clic" algo pasó que ya no se pudo acercar más y sólo podía medio voltear para verlo un poco y alimentarse con ello las veintitrés horas y media restantes del día.

-¡Ahí viene, ahí viene!- pensó, y hasta las puntas de los pies se le contrajeron. ¡Que horror! ¿por qué se tenía que poner así? se odiaba a si misma por ser así de tímida y estúpida. Cada día era un día ganado y desperdiciado a la vez, pues quien sabe cuánto tiempo le iba a durar el gusto de que "él fuera a verla". Quizá un día se mudaría a otro lugar y ella se quedaría como la mujer de la canción que se quedó para siempre en el muelle esperando a su amor. Se odiaba.

Para ese momento Mati ya lo estaba atendiendo. No sabía porque a ella le resultaba indistinta su presencia, podía sin mayor problema acercarse, preguntarle acerca de lo que iba a pedir (aunque ellas ya lo sabían), y de cuando en cuando veía que hablaban dos palabras de algo más, no sé, que si la mesa estaba desnivelada, que si tendríamos la empanada de jamón o que si hoy podría no estar tan caliente el café, que porque ahora con el calor le estaba agradando más frío. Ok.

Y ella se tenía que aguantar sin reclamarle a Mati. Su amiga tenía el valor que ella no así que podía mínimo llevarse la gloria de su conversación.

Ese día venía especialmente guapo, usaba un polo blanco y jeans. ¿Cómo podía ser tan bello? se lo preguntaba. ¿Cómo podía vivir consigo mismo?, ¿porqué todos/as los/as demás a su alrededor actuaban como si nada pasara?, ¿por qué las chicas de la mesa de al lado seguían hablando y viendo sus teléfonos igual como lo hacían hace diez minutos y por qué a ella ya casi le daban ganas de vomitar de la revoltura de estómago que le producía su presencia?.

Pero ella hoy se sentía guapa, sabía que hoy era un buen día para su cabello y que traía buena actitud. La orden fue un capuccino y un trozo de pay de limón.

Le dijo en voz baja a Mati: -¡Güey!, yo hoy se lo preparo-. Mati no entendía bien a bien la intención de esa palabra, pero sabía que su amiga la usaba cuando estaba nerviosa, cuando derramaba agua, cuando se quemaba con el vapor o cuando rompía algún plato. Eran de esas palabras que se usan en otras latitudes y que tienen como cien significados diferentes dependiendo de la ocasión y entonación. -Ok-, le contestó sin ofenderse.

Tenía un plan, sería hoy o nunca. Le dibujaría un corazón con la espuma de la leche así como lo aprendió a hacer en sus cursos de barista. Sabía bien que ella era capaz de dibujar un buen corazón y eso le dio aún más valor. Si bien le iba, la voltearía a ver y le sonreiría.

¡Pues ya! controló el temblar de sus manos para que el corazón quedara muy bien. Puso un platito debajo y sin pensar más, porque si pensaba no iba, salió del mostrador concentrada sólo en no tropezar ni derramar el contenido, de lo demás sabría Dios que iba a pasar.

No se dio cuenta que durante el tiempo del corazón, había entrado una señora, a su parecer ya algo grande, y caminando se acercó a su mesa. Lo que si le tocó ver fue como a él se le alegraron los ojos, se puso de pie y la saludó con un abrazo y un beso en la boca. No supo si se quedó pasmada un rato pues vio completa la escena de como tomaban asiento, como él le agarraba la mano y quizá le preguntaba cómo estuvo su camino. Ella hablaba sonriendo, claro, y se abstrajeron en un mundo donde sólo cabían los dos.

En ese punto regresó a su realidad y, sin temor a quemarse, metió enseguida el dedo a la taza para deshacer su dibujo. Le hizo una seña a Mati para que atendiera y fue a esconder su taza entre la máquina de expreso y la de frappé.

-¡Güey!,¡Güey!- se decía mentalmente utilizando ahora la palabra con un sentido distinto. Se dió un minuto para reestablecer sus signos vitales a un nivel de supervivencia adecuado y viendo su café desdibujado se dijo: -¡Ni modo! ¡pues ya! no nacimos juntos. Supongo todo estará bien.-

Sin voltear, llevó su taza para la cocina, se puso el delantal y empezó a lavar los trastos, empezando por esa taza que a través del dedo extrajo el dolor que le causó que alguien más, a su vez, desdibujara su corazón que felizmente latió por tanto tiempo.


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